4 de febrero de 2014

Lluvia alba • 12/09/13



Hoy descubrí que, sin importar la tonalidad del cielo ni que tan lejos esté la chuva, aún así, sin tiemporeloj para el atchús, la descarga, el cuenco, el bote... Descubrí que las cosas blancas cambian de color (¿o de alma?) como aquellas orquídeas en el jardín. Parece que sólo en ellas lloviera, tienen ese aura de paraguas que madruga, esa traslucidez de charco, quizá una piel de agua. Aunque no sé, no las rocé siquiera, sólo tuve sed, las miré y así bebí, con la carne de mis ojos que garúa también.

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